¿Conoces a alguna árbitra?
Si la respuesta es “no” hoy va a cambiar, porque hoy vamos a conocer a… ¡Mireia Doménech!
Mireia es una árbitra alcoyana de 18 años. Le gusta el deporte desde siempre, practica atletismo desde los 9 años y, desde hace cuatro años, también es árbitra de fútbol.
La atleta es muy cuadriculada en las decisiones arbitrales, “cuando una cosa es así, es así y no hay vuelta atrás”.
Además, Mireia se considera una persona muy empática, en especial, con los jugadores. Según nos ha comentado: “con los jugadores empatizo mucho porque sé que son personas que hacen deporte, que están haciendo lo que les gusta, están compitiendo para ganar y, cuando el fallo es mío y les perjudica mucho, me siento mal”.
La árbitra se ha planteado en ocasiones dejar su profesión, pero luego piensa en todas las cosas buenas que le aporta y que es una persona que no se rinde, y continúa.
¿Quieres conocer algunos de los comentarios desafortunados que ha tenido que escuchar Mireia y un poco más sobre esta historia de valentía?
¡No te pierdas la entrevista!
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Mireia Doménech arbitrando
Fte: Mireia Doménech
¿Cómo decidiste ser árbitra? ¿Cuántos años tenías?
Yo tenía 15 años y fue de un día para otro. Mi hermano se apuntó con sus amigos a un curso de arbitraje y me dijo: “dentro de dos meses hay otro, si quieres apúntate”. Yo al principio decía: “pero cómo me voy a meter aquí si no tengo ni idea de fútbol”, pero sin pensarlo fui a hablar con el árbitro de primera división que tenemos en Alcoy, Rubén Porras, para ver que me decía. Me lo pintó muy bien y dije: “pues a lo mejor, aunque no sepa nada de fútbol, puede estar bien”.
A mí me daba cosa meterme porque no sabía nada de fútbol, pero como hacía atletismo, confiaban en mí. Una de las cosas donde más suelen fallar las árbitras es en la forma física, entonces cuando les dije los tiempos que hacía corriendo se interesaron en mí, porque “las reglas te las puedes saber enseguida” me dijeron.
Empecé a ir a las clases, a mirar partidos de fútbol y me saqué el título con la nota más alta de la promoción.
¿Has tenido miedo alguna vez al “qué dirán”? Si es así, ¿Ha cambiado tu visión a día de hoy?
Miedo al qué dirán no, porque yo nunca lo he visto como nada malo. Al principio no me gustaba decirlo, no tenía suficiente seguridad en mí misma, porque cuando la gente que me conocía sabía que yo nunca había tenido contacto con el fútbol, se quedaban en plan: “¿y qué pintas ahí?”. No quería escuchar esas cosas y, como los comienzos fueron duros para mí, lo tenía más reservado.
Al principio fue muy duro para mí, porque venía del atletismo donde todo el mundo se apoya y, de repente, pasé a ser el eje principal de todo. Todo recaía en mí, siempre me insultaban en partidos de niños…
Hoy en día sí que me ha cambiado la visión. No tengo que avergonzarme de una cosa que soy y por lo que estoy muy orgullosa. Ha habido muchos momentos que he estado mal y he pensado dejarlo. Antes pensaba: “¿por qué la gente me dice esto?, ¿por qué me insultan y no vienen a ver a sus hijos y ya está?” Pero luego me di cuenta de que esas personas tienen una ignorancia muy grande y realmente no se saben ni el reglamento. Van allí a volcar todo el odio, proyectan sus ilusiones en sus hijos, no juegan bien o como esperaban y lo vuelcan en mí.
No me importa tanto lo que digan de mí fuera, me tomo las cosas peor cuando sé que me he equivocado en una decisión.
¿Qué es lo peor que has tenido que escuchar como árbitra desde fuera del campo? ¿Qué sentiste en ese momento?
Bueno, los típicos insultos de “la niñata esta donde se cree que está, debería estar en la cocina ayudando a su madre” o lo de “mujer vete a limpiar”. Eso es lo de siempre. Yo pienso: “búscate un insulto más elaborado no? jajaja
Hubo un insulto que sí que me sorprendió. Me llamaron gorda, y yo pensé: “qué maldad tiene la gente para que me digan gorda, porque yo he hecho deporte toda mi vida y considero que, físicamente, gorda no estoy”. No hice caso, obviamente, pero me sorprendió mucho.
También me sorprendió una vez que me dieron un balonazo en la barriga y me retorcí porque me dolió. Todo el mundo empezó a reírse y a decir: “claro, le duele porque tendrá la regla”. Yo no paré el partido ni nada, solo me retorcí un poco y continué.
Me sentí muy pequeña, tenía impotencia, pero tampoco podía hacer nada. Yo al público no lo puedo controlar. Pero bueno, ahora no me centro en lo que dicen, si me entero es por mi novio, mi padre o quien esté allí. Cuando estoy pitando, estoy pitando.
Y, dentro del campo, ¿has recibido algún tipo de comentario negativo por ser mujer?
Dentro del campo la verdad es que no. Los jugadores tienen bastante respeto. Si me insultan no es porque yo sea mujer, me insultan por la decisión que he tomado. Ese insulto me lo dirían tanto a mí como a cualquiera de mis compañeros. Dentro del campo sí que hay bastante respeto. Es más, yo creo que incluso más por ser mujer.
Desde que empezaste a pitar hasta hoy, ¿has visto algún cambio en la mentalidad de la sociedad con respecto al arbitraje femenino, o no ha cambiado nada?
Yo empecé a arbitrar (hace cuatro años) cuando el arbitraje femenino estaba subiendo, pero aún no había empezado a tener el auge que tiene ahora. Cada vez somos más y está más normalizado.
Cuando empecé, los nenes me llegaron a preguntar que si las chicas podemos ser árbitro. Yo les decía: “sí, igual que las niñas pueden jugar al fútbol, también puede haber chicas que dirijan el partido”. Y los niños se quedaban: “claro, tiene sentido, es que nunca nos había arbitrado ninguna”.
Pero sí, cada día hay más árbitras y más chicas que juegan a fútbol. A mí eso me encanta, porque es una forma de que nos tomen más enserio. De decir: “las mujeres fuera del fútbol” a decir “una mujer dirige el partido y no un hombre”. Sólo hay una mujer en todo el partido y es la mujer más importante, porque sin ella no se puede hacer un partido. Sin un jugador sí, pero sin el árbitro no.
El año pasado pitaste tu primer partido en categoría nacional, ¿cómo recibiste la noticia y cómo reaccionaste?
La verdad es que me lo tomé super tranquila, pensé: “un partido más y ya está”. Hay partidos muchísimo más difíciles de categorías más bajas que de las altas. Es más, cuando más alta es la categoría, más fácil es el partido, porque mejor se juega y más respeto hay.
Eso sí, cuando llegamos al campo se notaba mucho la profesionalidad. Yo creo que es más difícil el pre partido y el post partido. Cuando entras, el seguir todas las normas, que esté toda el acta, preguntar cómo van a dirigirse, la equipación, revisarlo todo súper bien tres o cuatro veces… porque claro, no es lo mismo cagarla ahí que en un juvenil.
Tu hermano también es árbitro, ¿os dais consejos mutuamente?
Lo que más comentamos es cuando nos llegan las designaciones y nos preguntamos si hemos pitado a los equipos. Si hemos pitado a alguno comentamos si son folloneros, cómo juegan, qué tipo de juegos, si son muy brutos, cómo es la directiva, los entrenadores… nos hacemos un resumen de cómo son. A veces es malo porque vas con una idea preconcebida, pero de cierta manera también vas mentalizándote. Aunque yo cuando entro al campo me olvido de todo lo que me ha dicho jajaja. No pienso en otra cosa que no sea lo que estoy viendo.
¿Qué les dirías a todas esas personas que alguna vez han menospreciado tu profesión?
Antes de pitar me consideraba una persona muy segura de mí misma y cuando empecé me sentí un poco pequeña. Nunca me había visto en esa tesitura y decía que no tenía herramientas para combatir la situación. No veía normal que me insultaran, ahora sigo sin verlo, pero sé cómo gestionarlo porque tengo cierta experiencia.
Cuando critican mi profesión como la figura del árbitro como algo malo no lo entiendo, porque si pito algo mal no es para perjudicarte a ti y mucho menos a mí, si he pitado mal es porque me he equivocado y ya está, no soy masoca y no quiero estancarme y no ascender de categoría.
También lo veo como un ejercicio de empatía. Los que critican no ven el problema donde realmente está, que seguramente sea la organización táctica o en el propio equipo. Muchas veces el error va a estar en ellos, no en mi figura.
Si te diesen a elegir un partido para pitar, ¿cuál sería?
Pitaría el Atlético de Madrid - Barça femenino. A nivel físico son las que mejor están de toda la liga española femenina, y bueno, significa que estaría en primera división y que habría ascendido jajaja. Además, las admiro muchísimo y nos entenderíamos. Tanto a ellas como a nosotras, las árbitras, nos han prohibido arbitrar, jugar al fútbol o pertenecer al mundo del fútbol.
¿A qué jugador o jugadora te encantaría sacarle una tarjeta roja? ¿Por qué?
Nunca voy con ganas de expulsar a alguien, prefiero la calma jajaja.
Soy una persona que tiene mucha paciencia y aguanto mucho las protestas hasta cierto límite que suelo cortar. Si saco rojas es por cosas tácticas: por una entrada muy fuerte, por unas manos delante de la portería que iba a gol...
Pero si va relacionado con insultos, conducta violenta, falta de respeto hacia mí o alguien, no tengo escrúpulos y saco la roja muy rápido. Entonces no te sabría decir. A lo mejor a alguno que suela ser bastante vacilón con el árbitro como Costa o Ramos.
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