Pepe : ¡Eeh! ¡Tú! ¡Si tú! Pásame los apuntes de filosofía que no lo entendido muy bien
Pepa: Vale, cuando llegue a casa te los paso.
Pepe : Gracias, eres la mejor.
Dos días después del examen... Pepe saca un 9 y Pepa un 7. ¿Es justo?
Situaciones como ésta son constantes en nuestro planeta Tierra, que a pesar de ser caracterizado como globalizado, tiene tendencias injustas de este carácter.
Vivimos creyendo que somos libres, y de esta forma intentamos no pensar en lo que ocurre de verdad: nuestra vida, y por lo tanto nuestras decisiones, están determinadas en un altísimo grado por la sociedad que nos rodea, con la que convivimos día a día, la que nos hace ser como somos. Y es que somos más que 650 músculos y 206 huesos, más que cerebro y pensamientos....en su conjunto somos personas totalmente diferentes unas de las otras que, con nuestras acciones, podemos determinar un futuro mejor o peor pero siempre de las decisiones que tomemos de mano de nuestro comportamiento.
La combinación perfecta de estos elementos que componen al ser humano nunca existirá, pero que haya millones de combinaciones diferentes no es para nada utópico. Es real y actual, increíble y fantástico, pero a su misma vez, injusto entre las relaciones de polos opuestos. Sí, real porque sucede. Sí, actual porque se vive. Sí, increíble por lo que transmite la comunicación. Sí, fantástico por la locura que llega a producir en
ocasiones y sí, injusto por las diferencias entre gorrones y altruistas. Y para aquellos lectores que desconozcan estos términos.... Altruista: persona con tendencia a preocuparse por los demás. Gorrón: aprovechado, que vive a Costa ajena.
En este mundo, nos encontraremos con millones de personas que nos saquen nuestro lado positivo y otras que nos hagan sacar al Satán de nuestro interior pero ,al fin y al cabo, eso es lo bueno de la convivencia, los altibajos y las diferencias. En todos los conceptos que se me vienen a la cabeza, existe su contrario, los opuestos conviven entre y ellos y se necesitan mutuamente. De lo contrario, cómo podríamos hablar del
amor sin el odio o del frío sin la existencia de lo caliente? Lo mismo ocurre con los gorrones y los altruistas. A pesar de ser muy opuestos, ambos son necesarios entre sí . El altruista es lo que es por el gorrón, ha nacido por oposición a él. Es necesario para su existencia al igual que el día para la noche y lo bueno para lo malo. Ambos caracteres son polos opuestos en una sociedad que precisa del esfuerzo y dedicación. Puede parecer un exabrupto para las personalidades altruistas y un alabo hacia los que gorronean como cochinillos pero, ¿acaso en alguna situación ha vencido el gorrón al dedicado? Las molestias que puede causar este aprovechamiento a los altruistas, pueden ser incluso más grandes que el amor de los amantes de Teruel, pero a pesar de todo, al final el beneficiado será el merecido.
Y es que en ocasiones puede parecer que el gorrón se salga "de rositas" con sus dotes de "inteligencia" y picardía. Puede llegar a conseguir metas a las que el altruista no podría con su honestidad, pero la vida es la vida y vivirla con todas sus consecuencias es lo más peligroso que hay. Aquí viene la escena que más me llena de ímpetu, el escenario de la realidad, señores y señoras: el altruista siempre saldrá beneficiado haga lo haga y sea lo que sea. Es cierto que , y repito, que la compenetración entre ambos rasgos es esencial para la especialización y profesión sino ¡qué difícil le pondríamos a un jefe que tiene que elegir entre dos altruistas! ¿No creen? ¡Mucho más sencillo escoger entre un altruista y un gorrón! Pero ya no sólo a nivel profesional y exterior, sino a nivel interior. Los gorrones hacen de los altruistas unas personas más desarrolladas que saben ponerse límites a ellas mismas. Nos afectan al sentirnos perjudicadas por su denominada manipulación , pero esta manipulación nos abre los ojos a la realidad y si, puede que nos manipulen pero prefiero la manipulación que la inferioridad. Somos superiores como personas. Los gorrones son ciertamente una oportunidad de crecimiento personal del altruista. Gracias a ellos, el altruista aprende, si es consciente de su situación, a poner límites, a no dejarse manipular; los hace en definitiva más fuertes , más maduros y más felices. Más felices porque viven de manera coherente, porque se esfuerzan y potencian sus capacidades, porque siempre podrán sentirse orgulloso de haber vivido dando al máximo de lo que son y pueden alcanzar.
Concluyendo la tesis defendida tan solo queda abrir la imaginación de una altruista aludida. Yo, observo a mi alrededor y me siento totalmente identificada con las personas que se sienten manipuladas por los gorrones de turno, por aquellas personas que no hacen más que aprovecharse de todo el sacrifico que realizas, por aquellas personas que han seguido el camino fácil de la vaguedad en vez del camino difícil del sacrificio y el éxito.
Y es que los gorrones nunca podrán enorgullecerse de sus talentos. Tan solo podrán alardear de ser maestros del engaño y del fraude, mientras que los altruistas moralmente lo tienen todo a favor. Y eso en una sociedad como la de hoy en día en la que la moralidad, la mentalidad y la conciencia van por delante de muchas otras cosas, es un plus añadido en el currículum de la vida.
Finalmente así es como, los altruistas encuentran al final del oscuro túnel y del sacrificio un beneficio. Personas como Pepa que en vez de un 9, sacó un 7 en filosofía y en vez de ser una gorrona ha sido una altruista, se convierten en estrellas que miran desde arriba a los charcos de agua que son los gorrones.
Años después del examen...
Pepe: ¡Gracias por todos los apuntes que me pasaste en el colegio!
Pepa: ¡Gracias por no hacer de mí una persona como tú!
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